Aceptamos lo ques e pone delante de neustros ojos como si fuera la verdad revelada... a menos de que dudemos. La pena de la duda es que siempre hay que dudar, hasta que uno no encuentra ningún asidero como no sea la duda misma. en el proceso, uno se pierde a sí mismo y cae en la vanidad del no-ser (vano y superfluo) y en la depresión de la inexistencia. Si nada existe sino la capacidad de dudar, esa capacidad es la que denomino mi yo: yo soy quien duda, yo soy quien pienso, yo soy quien existo.
ERRORES AL PENSAR
Hace 9 años