miércoles, 28 de julio de 2010

DESDE EL GALPÓN

Aunque era joven aún, a sus 21 días se sentía como de 31. Desde que era un chico sus maestros le habían enseñado que los humanos eran los poderosos de la tierra, y los sacerdotes habían vaticinado, generación tras generación, que un día ellos volverían para destruir la maldad del galpón, y llevarse consigo a los más fieles de su especie para fundar una nueva civilización, llena de paz y armonía.

Cada mañana, al despertar, se repetía a sí mismo la verdad de los humanos, la declaraba su verdad, y les juraba fidelidad eterna. Sin embargo, aquella misión de espionaje lo había perturbado: ¿Para qué le encomendaban escuchar cosas prohibidas?

Sujetó su tablón de apuntes al pescuezo y se apuró a llegar al sótano.

Esperaba encontrar una reunión menos tumultuosa. Evidentemente el secretismo se había perdido.

El anciano hablaba sin temor, a pesar de la segura transferencia que le aguardaba. El joven escuchaba atentamente, como quien deseaba hacer un buen trabajo, pero no podía evitar hallar ciertas coherencias en aquel peligroso discurso, que generaban ciertas dudas que amenazaban su formación. “Creer sin dudar” era una cualidad imprescindible para el sacerdocio.

“He vivido mucho más tiempo que todos ustedes, y les hablo con sabiduría desde lo antiguo” decía el anciano, con voz carrasposa y difícilmente audible: “he sido sacerdote, y he sido maestro, y hoy hablo en público, pero pronto me harán callar… no crean cuando les digan que nos transfieren a otro galpón, la verdad es que nos llevan a la muerte”

La muerte era desconocida para el joven, y no llegaba a ser más que una promesa de castigo para los rebeldes. Lo que decía el anciano parecía descabellado, pero en algo tenía razón: varios de los asistentes a aquella oscura reunión estaban infiltrados para recolectar información que permitiera autorizarle una transferencia al galpón penal. Sin embargo, había algo en el incitador y en sus palabras que le inspiraban un sentimiento extraño, indescifrable.

“En el principio los hombres habitaban la tierra, y no existían los galpones, sino que la tierra lo era todo. Luego, la tierra fue destruida y todo ser vivo murió, excepto los humanos y nosotros, a quienes, en nuestra era primitiva, nos llamaban “pollos”. No es cierto que los humanos nos crearon, sino que nosotros, al igual que los humanos, fuimos creados por un ser Superior a los humanos, un Hombre de los Humanos. Luego de la destrucción de la tierra, los humanos crearon los galpones, y en ellos nos criaron a nosotros, modificando nuestra naturaleza para que sobreviviéramos a las inclemencias de la tierra. En cierta forma nos protegieron de la destrucción, pero sólo para hacernos cosas abominables”

La mente del joven empezaba a asimilar estas fantásticas ideas: ¿un humano de humanos? Nunca hubiera podido pensar en eso: no hay humano encima de los humanos, los humanos son los únicos poderosos y el destino absoluto de la obediencia; era la ley de amor que siempre había recibido, y en la que creía firmemente. La idea no le desquició del todo, pero lo que escucharía a continuación sí lo desubicó:

“Nosotros hemos sido criados con el único fin de servir de alimento a los humanos... esto ha sido así desde que estábamos sin espíritu, desde que éramos sin memoria, desde cuando éramos primitivos”

Algunos comenzaron a menear la cabeza en forma negativa, y una risita burlona se dejó oír en medio de las incipientes murmuraciones. No era nueva esa tontería de los alienígenas voraces.

“Cuando éramos primitivos, los galpones eran simples cárceles donde nos engordaban y de donde nos sacaban para el sacrificio obligatorio”

El joven siempre había creído que los sacrificios eran eventos antiguos, que ya no se practicaban más por orden de los humanos. Eran barbaries que cometían los primitivos que no conocieron la verdad, y que adoraban a falsos humanos.

“Luego, cuando comenzamos a organizarnos para la rebelión, nos dividieron en muchos galpones, y comenzaron a enseñarnos mentiras para mantenernos sumisos y obedientes, haciéndonos creer que ellos eran nuestros creadores”

Aunque el joven sabía muy bien que existían otros galpones, las comunicaciones entre ellos eran cosa prohibida. Sólo los maestros y sacerdotes regresaban para orientar y educar a los más jóvenes. Dentro de algún tiempo, él mismo esperaba ser transferido a otro galpón para regresar como sacerdote, o al menos como maestro… “dependiendo de tu informe, podrías ser transferido al galpón de los sacerdotes; sé fiel a los humanos en todo momento” fueron las palabras de su maestro antes de encomendarle la actual misión.

“Ustedes no provienen de las manos de un humano, si no de incubadoras que se alimentan de nosotros mismos. ¡Somos nuestros propios creadores!”

Los murmullos cesaron de súbito. Los asistentes comenzaron a sacudirse incómodamente. Una gran herejía acababa de ser pronunciada. Todos sabían que exclusivamente los humanos podían engendrar, y que junto con la de alimentar, eran las dos funciones más sagradas del galpón. El joven espía sacudió su cabeza tratando de abandonar el esfuerzo de transigir con ideas tan descabelladas, que a todas luces provenían de una mente desquiciada, y comenzó a poner en orden sus pensamientos.

El anciano hacía un esfuerzo para hablar por sobre las murmuracioes: “El Hombre de los Humanos nos visitó en la esclavitud, y nos dotó de la inteligencia que tenemos, de nuestros sentimientos y de la capacidad de discernir el bien del mal, ¡de ser libres! ¡Nosotros no necesitamos de los humanos para vivir! ¡Nosotros somos como los humanos! ¡Estamos mejor capacitados que ellos para poblar la tierra!”

El joven levantó una pata y comenzó de prisa a rasgar sobre el tablón que tenía colgado en el pecho la descripción de algunas de las locuras que decía el anciano, para incluirlas en su informe.

“Si ustedes se juntan a mi, juntos podemos destruir las paredes de éste galpón”

“Nuestra vida puede ser mucho más larga que sólo 40 días, no se dejen transferir de galpón, no hay mejor galpón que éste”

“Los maestros y sacerdotes quieren controlan su pensamiento, no crean nada que no puedan entender, duden de todo lo que les ha sido enseñado”

Antes de que pudiera anotar algo inteligible, la reunión terminó violentamente, pues varios de los asistentes, enardecidos por causa de las herejías que acababan de escuchar, sacaron al anciano del sótano y ejecutaron la sentencia que dictaminaba la ley del galpón: el hereje debe ser picoteado hasta que deje de respirar. El anciano miraba al techo, mientras los espontáneos verdugos picoteaban con furia su cuerpo, primero desplumándolo y luego hiriendo sin piedad la piel desnuda, hasta formar una sanguinolenta mezcla de carne, órganos, huesos y plumas despedazadas.

Aunque la escena le repugnaba, el joven sabía que debía picotear para demostrar su fidelidad a los humanos. El anciano ya casi estaba sin respiración, cuando se le acercó y, con delicadeza mal fingida, tocó con su pico el cuello ensangrentado, alcanzando a escuchar sus últimas palabras: “que mi sangre les ayude a despertar…”

Quedó pensativo unos instantes frente al cuerpo inerte del anciano. Notó que su pico tenía sangre e instintivamente limpió lo que pudo con su lengua, y restregó el pico contra un ala.

Mientras el sabor caliente y salado de la sangre entraba en su sistema, comenzó a entender ciertas ideas peligrosas.

SILOGISMOS DEL CREYENTE

Hemos sido criados y enseñados (de éste lado del mundo) a creer en la Biblia como la auténtica e infalible palabra de Dios. Además, como prueba infalible del único Dios Verdadero.
Algunos silogismos, o razonamientos, han sido sembrados en nuestra mente, y son formas de pensar que guían nuestro comportamiento y que limitan nuestra búsqueda de la verdad.

He identificado algunos de esos "silogismos", muy simples pero, a mi modo de ver, dañinos para el desarrollo del auténtico espíritu investigador.

Al primero de ellos me gustaría llamarlo "la inseparabilidad de la Biblia y Dios" y se expone más o menos como sigue:

1. Dios existe y gobierna con absoluta soberanía,
2. La Biblia es la palabra del Dios Soberano, entonces,
3: Aceptar la Palabra es Aceptar a Dios. O sea, si no crees en la Biblia, no puedes creer en Dios.


Esto no es cierto. La Biblia no siempre ha existido, en tanto que Dios sí, por lo tanto el creyente auténtico puede y DEBE buscar evidencias más allá o a pesar de la Biblia. para ser justos con la Biblia, lo que ella misma llama "sagradas escrituras" corresponden a un grupo de pocos libros del antiguo testamento, privilegadamente el pentateuco. Todos los demás libros realmente son historias contadas por hombres, pues rigurosamente hablando la Biblia dictada por Dios a Moisés fué sólamente el Pentateuco. Entonces, los creyentes de la era precristiana no tenían los libros del nuevo testamento, y a decir verdad ni siquiera los cristianos de los dos siglos primeros tenían el nuevo testamento completo. Cada congregación contaba a lo sumo con algunas epistolas y un par de evangelios, muchos de los cuales no eran ninguno de los cuatro conocidos hoy, y sin embargo, ese cristianismo era el del primer amor, cuyos miembros daban la vida por sus creencias, y desechaban el mundo con denodado fervor.

Este silogismo modela el espíritu de búsqueda, pero más peligroso aún, lo limita. Queremos encontrar a Dios sólo en la Biblia, y no aceptamos nuevas evidencias que no estén en ella. Hace poco se descubrieron evangelios desconocidos, datados en los primeros años de la era cristiana (los llamados rollos del mar muerto), y a pesar de que uno anticiparía que se iban a estudiar en las iglesias cristianas, ocurrió todo lo contrario: fueron sistemáticamente ignorados por la gran mayoría del mundo cristiano.

Otro silogismo lo podríamos llamar "la Soberanía Absoluta de Dios", y opera más o menos así:
1. Dios es Soberano (es decir, está al control de lo más mínimo, tiene contados hasta nuestros pelos).
2. El mundo, el universo, todas las cosas que existen, visibles e invisibles, están bajo la soberanía de Dios. La Biblia está en el mundo, Por lo tanto,
3. La Biblia ha llegado a nosotros por Dios mismo, es decir, Dios está al control de lo que se escribió en la Biblia
, dirigió cuidadosamente la redacción y las traducciones, y se aseguró de que nos llegara su palabra pura y fiel hasta nuestros dias para nuestra salvación y confort, y además resulta pecado mortal atentar contra su Santa Palabra añadiendo o quitando cosas de ella.
Este silogismo opera en nuestras mentes y espíritus BLOQUEANDO las posibilidades de ver nuevas verdades o la verdad de formas distintas. Nos sentimos seguros de que seguimos las instruciones del apostol cuando dice "el que anuncie un evangelio distinto a éste sea apóstata" y estamos seguros de estar aferrados al evangelio eterno. Pero, ¿qué nos garantiza que realmente estamos siguiendo el evangelio que predicó Pablo o Pedro? a propósito, ¿no estaban discutiendo entre ellos acerca del evangelio que predicaban, en el sentido de a quién se lo podían predicar? y si ellos, directamente relacionados con Jesús, ya sea en vida o resucitado, tenían sus diferencias de opinión, ¿porque nosotros estamos tan seguros de lo que creemos? en el mismo tiempo en que el apostol dijo esas palabras, estaba operando el "ministerio de iniquidad", es decir, estaba empezando a corromperse el movimiento del cristianismo. ¿qué nos garantiza a nosotros que realmente no se corrompió y que lo que nos ha llegado a nosotros son creencias erroneas? ¿qué nos garantiza a nosotros que las enseñanzas de Jesús transmitidas a traves de los siglos siguen siendo las verídicas? ¿acaso no se conformó lo que nosotros conocemos como Biblia a traves de un concilio más que todo político? el concilio que "constituyó" la Biblia se efectuó casi 300 años después de Cristo. ¡Por favor! para comparar el hecho, apenas hace 200 años que ocurrió la Independencia de América, y aún siguen cambiando la versión histórica de lo sucedido, ¡cuánto más debe haber cambiado la historia original del cristianismo!
Este silogismo también explica el porqué del frío recibimiento del trabajo investigativo sobre los rollos del Mar muerto mencionados en el anterior silogismo: "si Dios quería que eso se supiese, habría permitido que quedara incluido en el canon original", es decir, Dios guió a los monjes y obispos católicos al comienzo de la historia cristiana, pero luego permitió que éstos se corrompieran y enseñaran la idolatría de la virgen, a traves de la cual se condenaron generaciones y generaciones de personas, pero ahora les ha revelado la verdad a los protestantes desde Lutero hasta hoy, y a traves de todo ese proceso la Biblia ha permanecido sin mácula. Me parece muy novelesco, la verdad. Nos aferramos al silogismo mental de la soberanía de Dios: DIOS SE HIZO CARGO DE QUE LA BIBLIA NO FUERA AFECTADA POR LOS HOMBRES, porque ahí solucionamos nuestros problemas, matamos muchas preguntas incómodas porque -sospechosamente- la Biblia dice que no debemos dudar de ella, so pena de incurrir en un grave pecado.

Eso me lleva al siguiente silogismo:
"El pecado de la Duda"
1. Creer en Dios es una virtud infundada por el mismo Dios, pues él es quien da la Fe, y se la da a quienes creen en El.
2. Quien duda es porque no tiene Fe, quiere decir que Dios no le concedido el don, eso es porque no ha buscado a Dios de todo corazón, es un falso creyente. Por lo tanto,
3. La duda es una muestra infalible de una vida en pecado, una vida que no ha conocido a Dios.

Esto trae consecuencias aberrantes pero también algo graciosas. Por ejemplo: en nuestras congregaciones se nos insta a predicar a los demás, o sea, lo que no conocen la "verdad" de nosotros. Digamos, los evangélicos le predican a un católico que la virgen es un "ídolo". Luego de una serie de charlas, hacen que el católico caiga en la duda de sus creencias, y como es un buscador auténtico de la verdad, al cabo de un tiempo decide abandonar la iglesia católica y unirse a la congregación de los evangélicos. Esto es aplaudido por la congregación de los evangélicos, quienes explican que el hombre estaba en pecado, vio la verdad y "llegó a la luz" de su nueva congregación. O sea, la duda en ese hombre fué de provecho en la busqueda de la verdad, cambió sus paradigmas mentales y por ende cambió la forma de adorar. Encontró al Dios verdadero. A partir de allí, el hombre ya no puede dudar más, porque se supone que está en la "verdad" y ella no admite controversias. Pero eso es mentira, si el hombre de veras es un buscador de la verdad, seguirá encontrando disonancias que le infundirán dudas. Entonces empieza a preguntar a los hermanos ¿por qué esto? ¿por qué aquello? ¿por qué se guarda tal o cual día? ¿por qué hay leyes que no se siguen? ¿porqué la Biblia manda matar mujeres y niños indefensos? ¿porqué hay versos manipulados? ¿por qué existe el infierno si Dios es amoroso? ¿por qué existe el mal? ¿porqué se rebeló el adversario? ¿cuáles fueron los argumentos del Diablo? y encuentra un freno institucional en su congregación: "las cosas hay que dejarlas como están", "Dios nos ha guiado hasta aquí y tu vienes a cuestionar a Dios?" "las dudas indican que tu relacion con Dios no está bien" "debes ponerte a leer más la Biblia" "Dios te responderá tus dudas si tienes fe". Si por ventura el buscador encuentra otra denominación o secta (porque ahora les dicen secta a todas las demás) que armonice con sus descubrimientos, habrá caído en pecado para los hermanos evangélicos. El pobre hombre pasará en el infierno la eternidad, porque ha negado al Espíritu Santo, que es el pecado imperdonable (y, por supuesto, el Espíritu Santo son ellos). Las dudas sirven para que te cuestiones todo ANTES DE BAUTIZARTE en nuestra congregación. Despues de ello, las dudas están prohibidas. ¿no dice acaso la Biblia que el que duda es como veleta al viento? es una cosa triste ver a alguien que duda, por eso, es mejor fingir que no dudamos. Como el traje del emperador: nadie es capaz de decir que el Rey está desnudo, porque eso delataría que no es una buena persona. Todos fingen tener la Fe sin dudas, pero realmente no es que no tienen dudas, sino que niegan su duda. Y negar la duda no es afirmar la fe, es volverla falsa.

Pero fíjense bien, que la Biblia misma habla de la duda, y no lo hace en malos términos. Tomás, el discipulo que dudó, fué premiado con la experiencia de tocar al maestro resucitado. Fué el único que lo tocó, que quedó registrado en la Biblia. Los discipulos, cuenta el relato, lo criticaban porque no creía, pero ELLOS MISMOS NO HBAÍAN CREÍDO SINO HASTA CUANDO LO VIERON. es decir, criticaban en Tomás alñgo que ellos mismos habían experimentado.

Y eso no es todo. Mateo 28:10,17 nos cuenta que las mujeres vieron primero a Jesús, y éste mandó reunir a los discipulos en un determinado lugar, en donde lo vieron, pero algunos (de los que lo habían visto) siguieron dudando. ¿porqué coloca el evangelista esto ahí? fíjense ustedes: algunos de sus discípulos dudaron, pero a nosotros nos es tomado por pecado que dudemos. no, yo creo que hemos sido enseñados a no cuestionar el establecimiento religioso, a siempre creer en lo que nos diga la Iglesia, y ese es un silogismo que debemos derrocar de nuestro pensamiento. La duda no es pecado, es un camino válido en la búsqueda de la Verdad. Jesús nos insta a buscar: "Buscad y hallareis" "El que busca encuentra". Para buscar la verdad primero tengo que dudar d mis creencias : "será verdad lo que creo?".

(lo que nos es 100% verdad, es 100% falso).

Esta bien por hoy, hombre, tengo que trabajar.

martes, 27 de julio de 2010

EL REINO DE DIOS

¡El Reino de Dios ha sido Instaurado!

la voz fuerte y chillona de un hombre joven perturbaba el inmenso silencio de las calles desérticas y ruinosas.

¡El Reino de Dios ha sido Instaurado!

El sonido chillón de aquella voz le fue despertando poco a poco. Vagos recuerdos comenzaron a aclararse en su adormecida mente, a medida que iba cobrando consciencia. "La guerra, los alienígenas, El resplandor de la bomba... ¡Creí que todos moriríamos!"
Al parecer, ese terrible resplandor no había sido producto de la temida explosión, (el último recurso de los militares para defenderse de la invasión, una solución suicida, por decir lo menos).

la vista comenzó a aclararsele con mucha dficultad: primero vio luz, luego borrosamente vio sombras que se movían, como si fueran árboles caminando. Los párpados se negaban a abrirse completamente, pasó las manos por sus ojos y notó que una gruesa capa de una sustancia carrasposa y gelatinosa los cubría como barro seco. Los limpíó con suma dificultad, tratando de ignorar el dolor que eso suponía.

Con los ojos más claros, lo primero que vio fue a sus pies. Estaba sentado, con la pared a la espalda y sus rodillas. "¿donde están mis zapatos?" Aún había trozos de ellos en su empeine; era un calzado sintético, y se veía como una película transparentosa, que se deshizo con una simple sacudida de sus pies. La ropa estaba sujeta pero ruinosa, cuando se incorporó escuchó la tela quebrarse como hojaldre crujiente. Luego víó más allá, y distinguíó el lugar donde debía estar la catedral. Los ojosquedaron viendo el cielo unos instantes anted de notar que las altas paredes orientales no estaban. "El templo vino abajo, la arquitectura no resistió un golpe" aún permanecían algunas vigas expuestas y corroídas, los edificios estaban derruidos o caídos y había suciedad por doquier: todo el paisaje estaba cubierto de una espesa capa de polvo blanco. "¿qué tipo de arma destruye los edificios y mis zapatos y no me ocasiona la muerte?"

Tardó un momento en darse cuenta.
"NO parece ser el efecto de un arma, sino del tiempo"

¿Cuánto tiempo había pasado? no podía haber sido más de un día, sin embargo la devastación de la ciudad parecía el fruto de cientos de años. "¿fui trasladado a una región paralela? ¿no era éste mi universo?" tambaleó un poco, de repente se sintió muy débil.

El muchacho pasó otra vez a su lado, y notó que algo brillaba en su ropa.
¡El Reino de Dios ha sido Instaurado! gritó otra vez, pero esta vez le pareció notar algo de sarcasmo en su voz.

"¿El 'Reino de Dios'? ¿qué quería decir eso? vencimos o no la guerra?"

los recuerdos acudieron como un torrente de agua ruidosa a su mente: el asteriode que resulto ser un planetoide, la invasión alienígena, la guerra, la unificacion mundial, la solución final.

*** insertar aquí el relato de la guerra***

Sacudió el polvo de la ropa, reparó en el lugar que estaba: a un costado del templo, lo último que había hecho fué buscar refugio, lo que le protegió de la mayor parte del polvo. otras personas empezaron a despertar debajo de gruesas capas del ubicuo polvo blanco. Al principio no se distinguían del polvo, pero a medida que se sacudían, iban surgiendo como rostros pintados en el aire.

***

domingo, 11 de julio de 2010

LECTURAS DIFERENTES DE ALGUNAS PRODUCCIONES CINEMATOGRÁFICAS

No soy muy cinéfilo, o no tanto como quisiera. Pero he notado alguna regularidad en mensajes subterraneos o soterrados (aunque no en el mal sentido) de ciertas producciones cinematográficas.

Quiero compartir mis reflexiones, a medida que vayan surgiendo, en ésta misma entrada:

El Planeta de los Simios:
una lectura diferente: los simios somos nosotros, y los humanos son los dioses de la antiguedad, una especie que también está por venir en el futuro.

Toy Story:
Nosotros somos los juguetes, en busca del sentido de nosotros mismos en ausencia de un dios-creador que nos ha desechado luego de cumplir nuestro propósito. A propósito, el clímax se desarrolla con una solución transitoria, cuando los juguetes cobran nuevo sentido de su existencia sirviendo a otro niño (niña), pero... lo mismo volverá a suceder cuando esa niña crezca, ¿no es así? nada definitivo se resolvió: los juguetes al final terminarán en el basurero, así el proceso se tarde mucho o poco. El realmente iluminado es el oso, pero definitivamente es el malo del paseo.

Matrix:
Los humanos somos las máquinas, la creación. El Sr Smith es el mesias de los humanos, alquien que tiene que ser sacrificado para liberar tanto a los humanos como a los dioses creadores, quienes están atrapados dentro de su propia creación. Esfuérzate un poco más: si el mesias es Smith, entonces, ¿quién es Neo?


Una serie de coincidencias interesantes (aunque algunas parecen forzadas):

viernes, 2 de julio de 2010

YO QUIERO HACER TU VOLUNTAD, SEÑOR

Hay una canción de adoración, muy hermosa, que tiene este predicamento: yo quiero hacer tu voluntad, Señor. ES muy hermosa, la estoy escuchando ahora mismo.
Algo me hizo preguntarme: ¿porqué quiero hacer la voluntad de Dios?



Yo sé que muchos amigos creyentes quieren responder a ésta pregunta con un rotundo "por amor". Pero entonces me pregunto: ¿cómo saben que aman a Dios?
Nos hemos estado convenciendo a nosotros mismos del amor que le tenemos a Dios, y del amor que Dios nos tiene. Pero realmente no encuentro motivos para un desbordante optimismo.
Si ahondamos en nuestras convicciones, pero como si no fuéramos nosotros mismos, encontraremos que:

1. Amamos a Dios porque Él es el origen, el padre de todos, el creador del universo.
Bueno, ¿quién no está tentado a amar a alguien así? al menos es mejor cuidarte de no importunarlo, pues si te conviertes en enemigo del Jefe, puede que decida prescindir de ti. ¿quien se pone a pelear con el jefe, si no desea quedarse sin empleo?

2.Amamos a Dios porque Dios es el vencedor.
Aha. En el hipotético caso de que nos hayamos puesto a cuestionar la existencia de un único Dios (la misma Biblia parece sugerir la idea de varios dioses), hemos sido enseñados o adoctrinados en el sentido de que adoramos al Dios vencedor, al que tiene el gobierno, al Dios de dioses. Otra vez, lo amamos porque no nos conviene otra cosa. y si Dios perdiera una batalla o la Guerra, ¿lo seguriamos amando? ¡CLARO QUE NO! je, je, para un cristiano regular, sería obvio que quien está del lado del perdedor está con el dios falso, porque el Dios Verdadero ¡SIEMPRE GANA!


3. Amamos a Dios porque Él nos ama y nos redime.
Esto es realmente hermoso, pero sigue siendo utilitario. Me explico: el amor a Dios se basa en nuestras necesidades; necesidad de perdón, necesidad de redención, necesidad de salvación, necesidad de curación, etc. ¿y si no necesitáramos nada de Dios? ¿lo seguiríamos amando?.

4. Amamos a Dios porque él nos hace vivir bien.
Otra vez un Dios utilitario, que parece más bien una creación del hombre, que viceversa. Me explico: estoy enfermo, acudo a Dios, él me sana. Estoy sin empleo: acudo a Dios, él me ayuda a conseguir uno. Estoy sin dinero: Dios es el dueño de todo el oro del mundo. ¿cómo no voy a amar a un Dios así? pero... si no necesitara nada de Dios, ¿le seguiría amando?

5. Amamos a Dios por que Él es poderoso.
Este concepto está tan profundamente arraigado en nuestro inconsciente, que cuesta trabajo desprenderlo para analizarlo de manera independiente. Cuando tu lees, y crees, que el polvo de la tierra cabe en la palma de la mano de Dios, puedes hacerte a una escasa e inexacta comparación de la naturaleza infinita de Dios. Comparados con semejante majestad, Dios nos inspira respeto y temor, mucho temor. Nos arrodillamos, nos tendemos en el suelo. Decir que nos humillamos más es imposible, darte cuenta de la magnificencia de Dios es la máxima humillación posible. Frente a esta inefable comparación, admitimos que lo amamos más como un reconocimeinto a su grandeza que como auténtico amor. Espero no pronunciar una herejía, ni ofender a personas sensibles al tema, pero hagamos el siguiente ejercicio mental: ¿y si Dios y el hombre fuesen de igual tamaño? ¿si conocieras a Dios, lo vieras en un trono al alcance de tu mano? Bueno, admito que hay a quienes el amor les quedaría intacto, pero les aseguro que a muchos otros no, porque no serían capaces de reconocer por Dios a alguien semejante a éllos, por lo tanto, el amor que creían tener se desvanece.

Lo que quiero resaltar en ésta meditación es que: amamos a Dios por que es Dios, y porque nos beneficia.

Como no sabemos a ciencia cierta lo que es ser Dios, realmente ignoramos porqué amamos a Dios. Y por otro lado, si Dios dejara de beneficiarnos (o si descubriéramos que no lo necesitamos para nada) no lo seguiríamos amando tal y como decimos que lo hacemos. El amor que más cerca podríamos manifestarle sería como el amor que se le tiene a un padre, pero a un buen padre.

¿Cómo podemos examinar nuestro amor por Dios?
Imagínate que Dios pierde todo su poder y gobierno. Si, eso, que pierde tooodo su poder, y que pierde tooodo su gobierno. Imagínate que queda sólo Él, sentado en un trono, o en una silla muy hermosa, pero desalojado de toda su majestad, brillo, hermosura. Imagínate que por casualidad tu estas allí, y está a punto de llegar el otro, envuelto o rodeado de ángeles, dispuesto a consumir la persona de Dios (de alguna forma, van a acabar con Él), y a consolidar su gobierno. Es decir, estas presenciando la posesión de un nuevo Dios. Y no hay nadie de su lado, todos se han pasado del lado del nuevo Dios.
...
Argumenta porqué razón te quedas de lado de Dios, y mueres junto con Él.